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La Hombría Apostólica

La verdadera hombría bíblica desde una perspectiva apostólica

Escrito por Pastor Steve Perez

Pastor de The Fountain Apostolic Church – Ventura, California 

En un mundo donde la definición de masculinidad es incierta, debemos volver a la Palabra de Dios en busca de dirección. La Biblia es nuestro estándar para estructurar y definir quiénes somos como hombres apostólicos. El apóstol Pablo nos instruye a “portarnos varonilmente” (1 Corintios 16:13 RVR1960). Pero, ¿qué significa eso realmente? Podemos inferir que la madurez espiritual bíblica, el liderazgo de siervo y el compromiso con la verdad son los fundamentos de la verdadera masculinidad.

Madurez Espiritual Bíblica

La madurez espiritual bíblica es el proceso de crecer hasta alcanzar la plenitud de Cristo, demostrando fe, integridad y valentía en todos los aspectos de la vida. Es un viaje de toda la vida que requiere diligencia, compromiso y una relación profunda con Dios. Tres elementos clave de la madurez espiritual incluyen: crecimiento en la fe y la responsabilidad, integridad moral y pureza, y valentía y coraje.

Primero, un hombre apostólico debe fortalecer continuamente su fe y asumir una mayor responsabilidad dentro del cuerpo de Cristo. Hebreos 5:12-14 destaca la transición de la infancia espiritual a la madurez, enfatizando la necesidad de ir más allá de las enseñanzas básicas y abrazar las verdades más profundas de las Escrituras. La fe se cultiva mediante la oración, el estudio de la Palabra de Dios y la obediencia a sus mandamientos (Romanos 10:17). La responsabilidad en el Reino incluye servir a los demás, discipular a los jóvenes y usar los dones espirituales para la edificación (Efesios 4:11-16). Un hombre apostólico maduro no tambalea en su fe cuando surgen pruebas, sino que confía en la soberanía de Dios, entendiendo que la perseverancia produce carácter y esperanza (Santiago 1:2-4).

En segundo lugar, la integridad moral es una señal distintiva de un hombre apostólico espiritualmente maduro. Este hombre se esfuerza por vivir una vida santa, reflejando la justicia de Cristo. En 1 Pedro 1:15-16, los creyentes son llamados a ser santos como Dios es santo, lo que implica resistir las tentaciones del mundo y alinear sus acciones con los principios bíblicos. La integridad moral requiere honestidad, humildad y consistencia tanto en la vida privada como pública. Un corazón y una mente puros son esenciales, como dijo Jesús en Mateo 5:8: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. Para mantener la pureza, los hombres apostólicos maduros deben cuidar sus pensamientos, palabras y relaciones, confiando en el Espíritu Santo para que los convenza y los guíe en justicia (Gálatas 5:16-17).

La madurez espiritual también se caracteriza por la valentía en la fe y el valor en la adversidad. Los primeros apóstoles, llenos del Espíritu Santo, hablaron la Palabra de Dios con denuedo a pesar de la persecución (Hechos 4:29-31). Un hombre apostólico no se avergüenza del evangelio (Romanos 1:16) y proclama la verdad con amor y sabiduría. El valor es necesario para mantenerse firme ante las presiones culturales, la oposición y la guerra espiritual (Efesios 6:10-18). Los hombres apostólicos deben obedecer el mandato de Dios de ser fuertes y valientes, porque Él siempre está con ellos (Josué 1:9). La verdadera madurez abraza una fe audaz, firme en la verdad y lista para cumplir el propósito de Dios.

Liderazgo de Siervo: Un Enfoque Centrado en Cristo

El liderazgo de siervo es una filosofía que prioriza las necesidades de los demás sobre la ambición personal. Arraigado en principios bíblicos, llama a la humildad, el servicio y un ejemplo cristocéntrico en todos los aspectos del liderazgo. El liderazgo de siervo auténtico encarna un liderazgo fuerte en Cristo, amor sacrificial, trabajo arduo y provisión, así como paternidad y mentoría.

La fortaleza de un líder siervo proviene de una relación profunda con Cristo. Jesús demostró la forma suprema de liderazgo, guiando a sus discípulos con sabiduría, humildad y autoridad. Un verdadero líder siervo debe primero someterse a la autoridad de Dios, buscando Su voluntad en todas las decisiones. Proverbios 3:5-6 instruye a los líderes a confiar en el Señor y no en su propio conocimiento, asegurando que su liderazgo esté guiado por la sabiduría divina y no por ambiciones humanas. Un líder siervo puede guiar a otros con integridad y rectitud al permanecer firme en la oración, las Escrituras y la fe.

El liderazgo de siervo se define por un amor que se sacrifica por los demás. Jesús modeló esto al lavar los pies de sus discípulos y entregar su vida por la humanidad. En el liderazgo, el amor sacrificial significa priorizar el bienestar de los dirigidos, incluso a un costo personal. Es un amor que pone a los demás primero, buscando su crecimiento, éxito y bienestar espiritual. Juan 15:13 dice: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. Un líder siervo practica esto siendo paciente, perdonador y dispuesto a soportar dificultades por el bien de los demás.

Un verdadero líder siervo no rehúye el trabajo arduo, sino que da el ejemplo mediante la diligencia y la provisión. El liderazgo no se trata de ganancia personal, sino de asegurar que otros tengan lo necesario para prosperar. En 2 Tesalonicenses 3:10, el apóstol Pablo enfatizó la importancia del trabajo al declarar: “El que no quiera trabajar, tampoco coma.” Un líder siervo trabaja arduamente para proveer a quienes están bajo su cuidado, ya sea en la familia, la iglesia o el lugar de trabajo. Lidera con el ejemplo, mostrando que la disciplina, la persistencia y la fidelidad son cualidades esenciales del liderazgo piadoso.

Un líder siervo también es mentor y figura paterna, guiando a otros con sabiduría y cuidado. Así como un padre nutre a sus hijos, un líder siervo invierte en el crecimiento espiritual, emocional y personal de aquellos que lidera. Pablo ejemplificó esto en sus cartas a Timoteo, brindando consejo, ánimo y corrección. Proverbios 22:6 enseña: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. El liderazgo va más allá de la autoridad; forma vidas, imparte sabiduría y prepara a la siguiente generación para liderar con integridad y fe.

Compromiso con la Verdad

El compromiso con la verdad es esencial para la integridad personal, el crecimiento espiritual y el desarrollo de una comunidad fuerte y unida. La verdad no es solo un concepto, sino un principio guía que influye en cómo vivimos, enseñamos y lideramos. Este compromiso puede entenderse a través de tres aspectos clave: doctrina y enseñanza sana, dedicación a la hermandad y liderazgo de siervo.

Un compromiso firme con la verdad comienza con doctrina y enseñanza sana. Es crucial construir nuestro entendimiento sobre una base firme de principios precisos e inmutables. Esto significa dedicarnos a las Escrituras, buscar sabiduría y asegurarnos de que nuestras creencias se alineen con la verdad y no con opiniones personales o tendencias culturales. La doctrina sana brinda claridad y dirección, previene el engaño y la confusión. También fortalece la fe, permitiendo que las personas y las comunidades crezcan en la comprensión de la voluntad de Dios. La verdad se preserva y transmite a futuras generaciones mediante una enseñanza precisa, asegurando que la fe permanezca firme e inquebrantable.

La verdad florece en una comunidad comprometida con el amor, la responsabilidad mutua y el ánimo espiritual. El compromiso con la hermandad significa fomentar relaciones basadas en la honestidad, la confianza y una fe compartida. Implica estar abiertos a la corrección, hablar la verdad con amor y apoyarse mutuamente en el crecimiento espiritual. La hermandad no se trata solo de conexión social, sino de mantenerse firmes juntos en la verdad, animándose unos a otros a perseverar en la fe. Cuando los creyentes están unidos en la verdad, forman una comunidad resiliente capaz de resistir desafíos y oposición. Al vivir la verdad en nuestras relaciones, reflejamos el amor de Dios y demostramos lo que significa caminar en justicia.

Conclusión

La hombría apostólica se define por la madurez espiritual, el liderazgo de siervo y el compromiso con la verdad. La verdadera masculinidad no se trata de dominio ni de poder mundano, sino de encarnar el carácter de Cristo en todos los aspectos de la vida. Un hombre apostólico cumple el llamado de Dios con fortaleza y humildad al crecer en la fe, demostrar integridad moral y abrazar la valentía. El liderazgo de siervo asegura que su influencia esté marcada por amor, sacrificio y mentoría, mientras que el compromiso con la verdad lo mantiene firme en la justicia. Como hombres apostólicos, estamos llamados a liderar con el ejemplo, defender los valores bíblicos y permanecer firmes en la fe, formando generaciones futuras que caminen en piedad e integridad.

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Apostolic Manhood

True Biblical Manhood from an Apostolic Perspective

By Pastor Steve Perez

Pastor Of The Fountain Apostolic Church – Ventura, California 

In a world where the definition of masculinity is unclear, we must turn to the Word of God for guidance. The Bible is our standard for structuring and defining who we are as Apostolic men. The Apostle Paul instructs us to “act like men” (I Corinthians 16:13 ESV). But what does that indeed mean? We can infer that biblical spiritual maturity, servant leadership, and commitment to truth are the foundations of genuine masculinity.

Biblical Spiritual Maturity

Biblical spiritual maturity is the process of growing into the fullness of Christ, displaying faith, integrity, and boldness in all aspects of life. It is a lifelong journey that requires diligence, commitment, and a deep relationship with God. Three key elements of spiritual maturity include growing in faith and responsibility, moral integrity and purity, and boldness and courage.

First, an apostolic man must continually strengthen his faith and assume greater responsibility within the body of Christ. Hebrews 5:12-14 highlights the transition from spiritual infancy to maturity, emphasizing the need to move beyond basic teachings and embrace the deeper truths of Scripture. Faith is cultivated through prayer, studying God's Word, and obedience to His commands (Romans 10:17). Responsibility in the Kingdom includes serving others, mentoring younger men, and using spiritual gifts for edification (Ephesians 4:11-16). A spiritually mature apostolic man does not waver in his faith when trials arise but trusts in God's sovereignty, understanding that perseverance produces character and hope (James 1:2-4).

Secondly, moral integrity is a hallmark of a spiritually mature apostolic man. This man strives to live a life of holiness, reflecting Christ’s righteousness. In 1 Peter 1:15-16, believers are called to be holy as God is holy, meaning they must resist worldly temptations and align their actions with biblical principles. Moral integrity requires honesty, humility, and consistency in private and public life. A pure heart and mind are essential, as Jesus stated in Matthew 5:8, “Blessed are the pure in heart, for they shall see God.” To maintain purity, mature apostolic men must guard their thoughts, speech, and relationships, relying on the Holy Spirit to convict and guide them in righteousness (Galatians 5:16-17).

Spiritual maturity is also marked by boldness in faith and courage in adversity. The early apostles, filled with the Holy Spirit, spoke the Word of God with boldness despite persecution (Acts 4:29-31). An apostolic man is not ashamed of the Gospel (Romans 1:16) and confidently proclaims the truth with love and wisdom. Courage is necessary to stand firm against cultural pressures, opposition, and spiritual warfare (Ephesians 6:10-18). Apostolic men must follow God's commands to be strong and courageous, for He is always with them (Joshua 1:9). True maturity embraces bold faith, unwavering in the truth, and ready to fulfill God’s purpose.

Servant Leadership: A Christ-Centered Approach

Servant leadership is a philosophy that prioritizes the needs of others over personal ambition. Rooted in biblical principles, it calls for humility, service, and a Christ-like example in every aspect of leadership. Authentic servant leadership embodies strong leadership in Christ, sacrificial love, hard work and provision, and fatherhood and mentorship.

A servant leader’s strength comes from a deep relationship with Christ. Jesus demonstrated the ultimate form of leadership, guiding His disciples with wisdom, humility, and authority. A true servant leader must first submit to God’s authority, seeking His will in all decisions. Proverbs 3:5-6 instructs leaders to trust in the Lord rather than their understanding, ensuring that their leadership is guided by divine wisdom rather than human ambition. A servant leader can effectively lead others with integrity and righteousness by staying rooted in prayer, scripture, and faith.

Servant leadership is defined by love that sacrifices for others. Jesus modeled this by washing His disciples' feet and laying down His life for humanity. In leadership, sacrificial love means prioritizing the well-being of those being led, even at personal cost. It is a love that puts others first, seeking their growth, success, and spiritual well-being. John 15:13 states, "Greater love has no one than this: to lay down one's life for one's friends." A servant leader practices this by being patient, forgiving, and willing to endure hardships for the sake of others.

A true servant leader does not shy away from hard work but sets an example through diligence and provision. Leadership is not about personal gain but ensuring that others have what they need to thrive. In 2 Thessalonians 3:10, the Apostle Paul emphasized the importance of work by stating, "If anyone is not willing to work, let him not eat." A servant leader works hard to provide for those under his care, whether in a family, church, or workplace. They lead by example, showing that discipline, persistence, and faithfulness are essential qualities of godly leadership.

A servant leader is also a mentor and father figure, guiding others with wisdom and care. Just as a father nurtures his children, a servant leader invests in the spiritual, emotional, and personal growth of those they lead. Paul exemplified this in his letters to Timothy, providing counsel, encouragement, and correction. Proverbs 22:6 teaches, "Train up a child in the way he should go, and when he is old, he will not depart from it." Leadership extends beyond authority, shaping lives, imparting wisdom, and preparing the next generation to lead with integrity and faith.

Commitment to Truth

Commitment to truth is essential for personal integrity, spiritual growth, and the development of a strong, united community. Truth is not just a concept but a guiding principle that influences how we live, teach, and lead. This commitment can be understood through three key aspects: sound doctrine and teaching, dedication to brotherhood, and servant leadership.

A steadfast commitment to truth begins with sound doctrine and teaching. Building our understanding on a firm foundation of accurate and unchanging principles is crucial. This means dedicating ourselves to Scripture, seeking wisdom, and ensuring our beliefs align with truth rather than personal opinions or cultural trends. Sound doctrine provides clarity and direction, preventing deception and confusion. It also strengthens faith, allowing individuals and communities to grow in understanding God’s will. Truth is preserved and passed on to future generations through accurate teaching, ensuring faith remains firm and unshaken.

Truth thrives in a community committed to love, accountability, and mutual encouragement. A commitment to brotherhood means fostering relationships built on honesty, trust, and shared faith. It involves being open to correction, speaking truth in love, and supporting one another in spiritual growth. Brotherhood is not merely about social connection but about standing together in truth, encouraging each other to remain steadfast in faith. When believers are united in truth, they form a resilient community that can withstand challenges and opposition. By living out truth in our relationships, we reflect God’s love and demonstrate what it means to walk in righteousness.

Conclusion

Apostolic manhood is defined by spiritual maturity, servant leadership, and a commitment to truth. True masculinity is not about dominance or worldly power but about embodying the character of Christ in all aspects of life. An apostolic man fulfills God's calling with strength and humility by growing in faith, demonstrating moral integrity, and embracing boldness. Servant leadership ensures that his influence is marked by love, sacrifice, and mentorship, while a commitment to truth keeps him grounded in righteousness. As apostolic men, we are called to lead by example, uphold biblical values, and stand firm in faith, shaping future generations to walk in godliness and integrity.

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¿Quién eres?

El Varón Apostólico: Identidad, Poder, y Propósito en Acción

escrito por Michael Garcia

Presidente Nacional de Varones

¿Quién eres? 

Es una pregunta que va más allá de simplemente responder con mencionar tu nombre. Es una pregunta que conlleva más profundidad en lo que se debe responder. Y más que responder con palabras para indicar quién eres, debe ser una expresión y manifestación de la identidad improntada en tu ser. La expresión y manifestación que debemos estar expresando y manifestando es de un Varón Apostólico. Apostólico porque nuestra doctrina es Apostólica, derivada directamente de las enseñanzas de los Apóstoles de Jesús. Enseñanzas que ellos mismos, los Apóstoles recibieron directamente de Jesús. Pues estamos “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.” Efesios‬ 2‬:20 ¡Un fundamento poderoso!

Entonces hay que tomar como ejemplo, patrón y modelo principal a Cristo, la PRINCIPAL piedra del ángulo.

Les escribe el Apóstol Pablo a los hermanos de Éfeso y dice, hay una meta, hay una estatura a que debemos tener como el blanco de nuestra identidad y esa es de ese varón perfecto, Cristo (parafraseado). Efesios 4:13

Hay que mirar algunas cualidades, marcas, rasgos que son evidentes que cada varón apostólico debería llevar y manifestar. Lo primordial es el entendimiento de que somos apostólicos. No somos apostólicos porque es una palabra, un adjetivo que suena bien. Mas que eso, es algo poderoso el ser un varón apostólico. Es poderoso porque así como Cristo tenía algo que lo habilitaba y lo empoderaba. Eso era el Espíritu Santo. 

Después de su bautismo por Juan el Bautista en el Rio Jordán Lucas empieza a describir un atributo importante de Jesús. Como punto de partida, para distinguir el poderío del Señor el abre el capítulo 4 diciendo, “Jesús, lleno del Espíritu Santo.” Algunos versículos después en el versículo 14 de nuevo dice Lucas, “Jesús, volvió en el poder del Espíritu.”

Entonces relata que Jesús entra a Nazaret y entra en una sinagoga le dan el rollo del libro del Profeta Isaías y empieza a leer donde dice, “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.” Lucas‬ 4‬:18‬-19‬ 

Entonces si miramos a fondo esto. Mirando que tenemos que reflejar el ser hijo de Dios, reflejando a Cristo por doquiera que vayamos. Es menester que cada Varón que se dice ser Apostólico, sea un varón lleno del poder del Espíritu Santo. De esa base, lleno del poder del Espíritu Santo es donde se desprende toda la identidad del Varón Apostólico. 

Romanos 8:9 dice, “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

Este versículo es clave para el Varón Apostólico ya que el enemigo de nuestras almas desde siglos atrás a empleado la artimaña de la tentación para llevar al hombre al pecado. Lo distrae con cuanta cosa deseosa para su naturaleza carnal que en muchas ocasiones el varón cede a esas tentaciones y cae, ampliando la brecha entre el varón y Dios. El Apóstol Juan nos exhorta diciendo, “15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre

Satanás emplea todo recurso y herramienta infernal para poder conducir al hombre a un camino de destrucción. Con tanta cosa en el mundo y con tanta tentación es de suma importación que el Varón Apostólico sea lleno del Espíritu Santo para así poder repeler toda artimaña del diablo y así vencer.

Entonces podemos llegar a la conclusión que el Varón Apostólico es lleno y guiado por el Espíritu Santo y todo lo que expresa y manifiesta deberá fluir de esa llenura. 

En este nuevo año los Varones Apostólicos estaremos compartiendo sobre doce temas que con plena certeza sabemos que todos estos temas se desprenden de la llenura del Espíritu Santo. 

La Identidad del Varón Apostólico

Su Identidad es Cristo-Céntrica y Apostólica. Y por ser Apostólico es un Varón lleno del Poder del Espíritu Santo que consecuentemente lo guía toda verdad y toda justicia (Juan 16:13)

Hombría Bíblica

La hombría de un Varón Apostólico será definida por la Palabra de Dios y no otras fuentes a fuera de la Palabra de Dios. Ya que el varón Apostólico tenga definida su hombría a la luz de la Palabra entonces descartara toda falsa hombría que no proviene del diseño de Dios. 

Arraigado en la Sana Doctrina 

El Varón Apostólico estará bien arraigado en la verdad constantemente desarrollando un estilo de vida apegado a la Doctrina Apostólica.

Empoderado por el Espíritu Santo

El Varón Apostólico será un hombre de Poder y Autoridad Espiritual. Viviendo una vida vibrante y ferviente en el Espíritu. Un Varón empoderado por el Espíritu Santo podrá será de bendición en su liderazgo por causa del empoderamiento que porta.

El Varón Dirigido por el Espíritu

Es uno que es impulsado por el Espíritu Santo y no por sus emociones o actitudes. Todo lo que hace lo hace en base de la dirección del Poder del Espíritu y no por fuentes externas

Despertando los Dones del Espíritu 

Por su búsqueda incesante en oración y en la palabra llegara al conocimiento de que son los dones y saber cómo y cuándo usarlos para el beneficio de toda la iglesia. 

Haciendo la Misión Mía 

El Varón Apostólico llegara al conocimiento pleno de que a él también le pertenece la misión. Y por ese conocimiento y ser lleno y guiado por el Espíritu Santo él se involucrará en toda parte de la Misión.  

Expandiendo con Evangelismo

Por adueñarse de la misión, empezara a expandir el Reino de Dios a través del evangelismo. Ganando almas y discipulando a los convertidos. 

Liderando un Grupo Celular

La identidad de cada Varón Apostólico es simple. “Es Líder” Líder en cada área de que influye, pero más que eso Líder en la Misión de la Iglesia, la Estrategia de Jesús.

Guerra Espiritual

Hay una guerra que se desato desde el huerto del Edén y sigue activa. Pero como el Varón Apostólico vive empoderado por el Espíritu Santo, el reconoce que para librar la guerra en contra de él, de su matrimonio, de su familia él sabe muy bien que tiene que hacer guerra espiritual usando y vistiéndose de toda la armadura de Dios.

Conectando Generaciones

La perpetuidad del Varón Apostólico es dependiente de varones que reconocen que viene generaciones tras de él y que es de suma importancia ser el puente que conecta una generación a otra para que el Varón Apostólico que viene tras de él pueda ser aún más fuerte y avanzar aún más adelante que la previa generación.

Avanzando Hacia Adelante en Fe

Sin Fe es imposible agradar a Dios. También, sin fe no se puede avanzar ya que el Varón Apostólico Camino por fe y no por vista. Si el Varón Apostólico carece de fe, sus pasos carecerán de firmeza para avanzar hacia adelante. 

Estos doce pasos afirmaran y fortalecerán el ejército de Varones Apostólicos para ser esos lideres que se ocupan en toda área de sus vidas. 

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